La fusión de los hermanos Sandoval con el interiorista mexicano Jean Porsche consigue el maridaje perfecto para este restaurante con dos estrellas Michelin. Un viaje a través de cuatro espacios: coctelería, bodega, cocina y sala.

Una alfombra de cuadros escoceses recibe a los comensales que entran a la coctelería para iniciarse en el ritual. Tras los primeros compases gastronómicos, se transita hacia una de las zonas más peculiares del local, la bodega. El elemento central de esta mágica estancia es una vid gigante, cuyas ramas se derraman por el techo y cobijan la iluminación de la firma Jung. Alrededor de su tronco se han dispuesto las más de 3.000 referencias de vinos que los Sandoval atesoran.

El circuito continúa por la cocina, en la que destacan los artesonados de los techos y el gran mural con peces de inspiración oriental. Y para acabar este paseo de los sentidos, en el salón principal los corocoros nos saludan desde la cúpula. Cuando nos sentamos en las mullidas butacas de color verde, la mirada se dirige hacia el estampado geométrico rojo y blanco de las paredes. Gastronomía y decoración al servicio de los paladares más exigentes.